viernes, 21 de octubre de 2011

Relato corto, basado en hechos reales.

Dedicado a mis dos sobrinas Loli Águeda y Ana Victoria, que las quiero un montón.


Estaban comiendo en casa de sus padres. Aunque ya habían despegado del nido les encantaba comer con la familia y de la olla grande.
Entre comentarios superfluos y risas Lola comentó a su hermana Ana; _ Esta noche tenemos baile en el Centro Cívico. Lo patrocinamos la Asociación de las amas de casa y será la ¡gran fiesta del mantón!
-Del mantón?
-Sí, daremos un premio a la mujer que lleve el mejor mantón de Manila. Además, tenemos una sorpresa para la madrina. No la digas no sea que llegue a sus oídos. Le vamos a poner una banda en reconocimiento a sus méritos. Ha colaborado mucho y bien se la merece.
-A la madrina?-
-Sí, a la madrina.
-Anda, pues mira que bien, seguro que le encanta.

A las diez de la noche “la Carmen” (como la llama su marido) cerraba la puerta de su negocio.
Con las piernas como globos de estar tantas horas de pie y unas ojeras que le llegaban al bigote,
se fue a casa. Ducha, pijama y directa a la cama.
Suena el teléfono. Era la voz de su ahijada Ana.
- Madrina, no vas a ir a la fiesta del mantón??
- No, corazón, estoy muertecica y mañana tengo que trabajar.
- Madrina, tienes que ir, ¡tienes que ir! Va a estar muy bien.
- Que no chiquilla, que no estoy para nada.
- Verás, no te lo quería decir... pero te van a poner una banda.
- A mi?
- Sí, a ti, por tus méritos.
- Qué méritos? Si yo no he hecho nada en especial? Mira que me extraña.
- Que sí, madrina, que sí ¡Que vayas!.
- ¡Jolín!

La Carmen se quita su pijama a desgana, se viste con lo primero que pilla y añade a su cuerpo el mantón de Manila que tenía guardado desde varios años en un cajón, (mas arrugado que una pasa) y tira como una escopeta para el evento.
No era cuestión de que la nombrasen y no estuviera presente. Así, que no se detuvo a planchar.
El bigotes (su marido) la ve salir a todo tren y pregunta: -¿Donde vas con esas prisas?
- Pues chico, al Centro Cívico, parece ser que me van a poner una banda, y lo mas gracioso del tema es que no se el por qué.
- Ah, pues esto no me lo pierdo yo, me voy contigo.

La Carmen no puede contar lo que posteriormente siguió porque se muere de la risa y además no sería un relato corto...

Al día siguiente se juntan de nuevo las dos hermanas. Ana muy entusiasmada le pregunta a Lola.
- ¿Pusisteis ayer la banda a la madrina?
- Sí, claro.
- Pues menos mal que se lo dije. Si no... ¡No va!. Estaba cansadísima.
- A quién se lo dijiste?
- A la madrina.
- ¿Qué madrina?
- Que madrina va a ser, pues la nuestra.
- ¡Dios! Anaaa!!, pero si la puesta de banda era para la madrina de la Asociación, ¡No la nuestraaa!!
- ¡Glup!


Mari Carmen.

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