domingo, 16 de febrero de 2014

Bendita inocencia.

Bendita incontrolada inocencia,
asomaba por los poros de su piel,
en sus ojos, se leía su conciencia,
blanca, pura, al igual que la de él.


Mas la astucia de años y ciencia,
ensombrecieron esa blanca luz
que hacía brillar con transparencia,
sus almas, a través del tragaluz.


Bendita incontrolada inocencia,
¡Bendita! Qué poco tiempo duró.
Llegó la maldita inconsciencia
y de un golpe seco la mató.


Mari Carmen.


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