viernes, 24 de julio de 2015

Son sus manos y su boca...

Existe la más bella poesía acaso labrada con mis manos al tacto de la piel de quien es la perfección. 
Fundiendo dentro de mí el mármol ajustado y estrechado,
recorriendo su sabia,engastando su carne en cada parte de la que estoy hecho. 
Son sus manos y su boca las que se acumulan en mi espalda como la carga creciente de su amor, 
coronando y castigando en las grietas oscuras, 
en las rutas escondidas de mi piel; 
hoy aristas que mis botones almendrados no pueden alcanzar.
Si acaso aun en la distancia puedo percibir bajo el eco de sus labios que se oblicuan e impulsan rompiendo toda regla, 
agostando al tiempo, 
traspasando la memoria, saciando el hambre, 
abriendo el rostro de mi piel como un pergamino que ya se alista a su tinta. 

Alma desnuda.