miércoles, 5 de agosto de 2015

LOS FRUTOS DE LA VIDA

Peras y manzanas
y maracuyás;
guindas y grosellas,
nueces y ananás…
¿para qué os quiero
sino por gozar
de esa pulpa acuosa
de extensa ansiedad,
para recrearme,
para vivir más?

Dadme cualquier fruto,
sea tropical,
sea balinés,
sea de Kuwai,
sea de Malaya,
o Madagascar;
el caso es que aumenten
mi felicidad
boca a boca, y luego,
un dulce tris-tras.
Higos y ciruelas
con su miel procaz,
guayabas y cocos
de sabor vital,
fresones de Lepe
-ducho en chistes guay-
dátiles y mangos
altos siempre asaz,
castañas barbudas
duras de pelar,
moras, zarzamoras
de espina dorsal,
avellanas de uso
cardiovascular
y albérchigos chungos
-chunga, chungalá- ,
pistachos, almendras
y no sé qué más…,
dádmelos, amigos,
librázmelos ya.
¡Frutos de la vida,
qué fiesta pascual!

Y ahora, niños, padres…
volver a empezar:
Peras y manzanas
y maracuyás…
Se acabó la historia;
no sé continuar.
Continuad vosotros,
y a mí ¿qué más me da?
He aquí un cuento
de nunca acabar.

Apuleyo Soto.

1 comentario:

Mari Carmen dijo...

Bonito cuento. Gracias.