martes, 19 de abril de 2016

ROMANCILLO SILENSE AL PADRE BERNARDO

Entre Maitines y Vísperas
el Padre Bernardo en Silos
enchufa su corazón
al del Buen Pastor herido
y un chorro de luz le vierte
la Regla de San Benito.

Ora y labora el fiel monje
-que esos son sus dos oficios-
y del uno al otro pasa
de puntillas, en sigilo,
con las manos en la masa
de un fervor todo divino.

A veces coge la pluma
y redacta un manuscrito,
pluma de ángel volandero,
rectilíneo y cantarino
como la de Dios naciendo
bajo un soportal, ay, ínfimo.

Y así se muestra a su modo
cual poeta y cual testigo
en un cuadro celestial
que ni Pintado y sanguino.

Abril dos mil dieciséis,
su corazón está en vilo,
enchufado al del Señor
y al de otro señor, Basilio,
el Sial y Pigmalión
que nos va marcando estilo
y que quedará en la historia
por los siglos de los siglos.

Amén, dijeron sus fieles,
y amén yo con ellos digo,
tres coronas le coronan
de laurel, ciprés y olivo.

Juro que yo volveré
a estar a solas en Silos
en sus horas maitinales
y en sus vísperos rojizos.

Por ello y porque yo soy
un castellano legítimo,
aquí le dejo el romance
que a ningún otro le he escrito.

Apuleyo Soto Pajares.

1 comentario:

Mari Carmen dijo...

Bonito romance dedicado al Padre Bernardo.
Muchas gracias D. Apuleyo.
Un abrazo.