jueves, 2 de marzo de 2017

NOSTALGIA DEL TIEMPO PERDIDO.

Con nostalgia me acuerdo del tiempo perdido,
el que cuando se marcha ya nunca regresa
y aunque de él tuve parte servida en la mesa,
se me escapó volando y no sé dónde ha ido.

Ahora que la vida me tiene afligido
y el correr de los años ya tanto me pesa,
me doy cuenta que el alma con pena se expresa
de aquello que se fuera a alegrar otro nido.

Por vivir los momentos aquellos daría
lo que se me pidiera y si fuera posible,
los aprovecharía mejor y hasta incluso

podrían suponer una inmensa alegría,
por venir con retraso y por ser previsible
que llegaran completos por falta de uso.

Cristino Vidal.

REFRANERO DE COSECHA PROPIA

Marzo enmarañado, el invierno acabado.
Marzo azulado, el buen tiempo al lado.
Marzo bienvenido, pero mejor ido.
Marzo con viento, menudo elemento.
Marzo marcero, mes pionero para ponerse el sombrero.
Marzo carnaval, el disfraz del mal.
Para sembrar, todavía conviene esperar, excepto con los ajos y el trigo candeal.
Pasado marzo, la primavera entrando.
A cada marzo le llega su abril, con margaritas y lluvias mil.
El aire marcelino puede helar el almendro y la vid del vino. Acuérdate siempre de quien lo previó o previno.
De nieves a flores, con todos sus colores y olores también: es la primavera que nos viene a ver y nos hace bien.
No toques la rosa, que así seguirá hermosa.
Cuando una mariposa vuela y se posa, no hay cuadro que la iguale, dale que dale a la brocha gorda.

Apuleyo Soto.


NO TENGAMOS MIEDO A LA VEJEZ.

El envejecimiento me ha tenido
desde siempre bastante amilanado,
pero gracias a Dios he averiguado
el modo de evitarlo y éste ha sido:

que hay que pensar que todo es divertido
y si algo no lo es, darlo de lado,
y también amar mucho y ser amado
y echar los desengaños al olvido.

También desentenderse de sandeces
como son las arrugas y las canas
y olvidar el pasado y el futuro,

porque éste al fin nos pagará con creces
cuando al presente le pongamos ganas
de vivir sin un solo claroscuro.

Cristino Vidal.

ESTA MÁQUINA DEL CUERPO

Esta máquina del cuerpo
que a veces no funciona.
Esta carreta de dos tiros largos
que en un barrizal se enfonda.
Esta mezcla de carne, hueso y nervios
que día a día se me desmorona.
Este potro mortal sobre la tierra,
que bufa, suda y se desenamora…
es lo poco que albergo en tanto el alma
le habita aunque es su cárcel y mazmorra.
Perdonadme que escriba estas tristezas,
pero es que me subleva la memoria
del tiempo más feliz que antes viviera
y que se fue como una sombra.
Hay que engrasarla, hay que rodarla,
hay que forzarla aunque no quiera ahora
que la sabiduría acumulada
se expande por la red de la robótica
despojando a la vida
del corazón que la ilusiona.
Sin corazón… ¿qué hacemos?,
¿adónde vamos sin su acción motora?
Señor, Señor, la humanidad
está sumida en la congoja.
Señor, Señor…
tiende tu mano acogedora.

Apuleyo Soto.