Como administradora del blog advierto:
"Trama, treta, o trola" (mas bien me inclino
por esto último) puede herir la sensibilidad del lector. No he
podido resistirme a poner en portada un trabajo tan bien elaborado
como este que me ha mandado El Tío del Saco. Tomad la pastilla del
corazón antes de empezar a leer, esta página no se hace responsable
de los infartos.
TRAMA Y TRETA DESCUBIERTA POR EL TIO
DEL SACO EN LAS PASADAS FIESTAS.
Arcellón, con malas artes y de manera
sibilina, intenta apoderarse del puesto de Polvorista propiedad de
Juan Alvarado, privilegio que bien ganado tiene desde hace muchísimos
años.
Arcellón:
Vaso de vino que viene
de mano tan peregrina
tú eres flor y clavellina
que Sucina mayor tiene.
Al ver tú gracia y alegría
el cielo quedó estrellado.
Y por tu salud y la mía
dejo este vaso apurado.
Juan Alvarado:
Ni flor, ni clavellina.
Soy Juan Alvarado
que tengo el cielo tomado
con cohetes de colores
el suelo pavimentado
y de tracas atestado.
Y por tú salud y la mía
bajate del emparrado.
Arcellón:
Que cosa mas quisiera.
Pero debajo de la parra
esta mi ama con rasera.
Y si me trinca o agarra
enterándose de la jumera
no vuelvo mas de farra.
Despidiéndome de esta era
hasta el día que me muera.
Juan Alvarado:
Eres bravo compañero
que a la parra te subiste
cual vulgar volatinero.
Pero tú mujer no desiste
de dar con tú paradero.
Dime, arriba que viste
y te pondré un asidero
si compartes el bebedero.
Arcellón:
Aquí me invitó el Pirulero
que juró por su honor
ser el mejor tabernero.
Del vino me daría la flor
de comer buen puchero
de algunas mozas el amor
y todo ello a coste cero.
Pues abría un picadero.
Juan Alvarado:
Y tú todo te lo creiste
sin pensar por un momento
si estaba alegre o triste
ese gañan embustero.
Que vaso que ve embiste
con su aire de fullero
y su cara de chiste
de ridículo cuatrero.
Arcellón:
No, nunca fue generoso
ese Pirulero Antón
que ademas de faccioso
es bruto y cabezón.
Pero el muy vicioso
me tocó el corazón
pues moza me ofreció
y en eso, perdí la razón.
Juan Alvarado:
¡Ay, cabecita de rata!
Que solo ves el agujero
cercano de la culata.
Piensa que lo primero
como cosa muy sensata:
Donde está el puchero
nunca se mete la pata.
Ni mandandolo el clero.
Arcellón:
¡Pobre de mi Alvarado!
¡Tú eres mi solución!
Sácame de este altercado.
Con una gran explosión
yo saldré embalado
en medio de la confusión
y aunque sea chamuscado
tú pólvora me habrá salvado.
Juan Alvarado:
Sería buena solución
si pólvora tuviera
para semejante acción
y que nadie te viera.
Pero no hay munición
ni euros en la cartera.
Se gastaron a discreción
para que el pueblo riera.
Arcellón:
¿Y yo del pueblo no soy?
Pregunto desde la higuera.
Mi derecho reclamo hoy.
Que aunque vine de fuera
muchos años aquí estoy.
Quiero pronto una escalera
que en bajándome voy
por Antón y su cabellera.
Juan Alvarado:
Es tu situación airada
no seas muy exigente
mejor busca coartada
donde no te vea la gente
con semejante tajada.
Mientras iré diligente
por una sabana prestada
para taparte, ser imprudente.
Arcellón:
Ya va aclarando el día
estando en paños menores
y descubierta la artillería.
Moriré de mal de amores.
¡Ay! Que mala suerte la mía
pasare penas y dolores
¡Así me cogiera un tranvía!
Y acabarían mis picores.
Juan Alvarado:
Tengo la solución ¡por fin!
La trae el Tio del Saco
dentro de un maletín.
Querías darme un atraco
usándome de trampolín
cual indigno bellaco.
Para controlar el Polvorín
quedando yo por mentecato.
El
Tío del Saco:
Abre la boca y miente
el trolero de Arcellón.
Es suya la simiente
de aprovechar la ocasión.
Siendo Alvarado el teniente
apartarle de su misión.
Incitándole torcidamente
a provocar una explosión.
Para acusarle ciertamente
de terrorista y pendón.
El Tío del Saco a tal del tal de
dos mil tal. Firmo y sello y me quedo tan pancho.