miércoles, 21 de junio de 2017

EL CAMINO DE MIS BESOS.

Saliendo cada beso de mi boca
con rapidez emprende su camino,
porque de sobra sabe su destino
y gozoso en tus labios se coloca.

Desde el mismo momento se me aloca
el alma cuando piensa en el divino
néctar con miel que libará sin tino,
que hasta al sabor de la ambrosía apoca.

Lo repito mil veces cada día
superando cualquiera a la anterior
en pasión y en deseos de dulzura,

porque siento que tienes demasía
y quiero de la misma lo mejor,
y suficiente para darme hartura.

Vive en mí esta locura
que se va acompañando a cada beso
desde que de tu boca quedé preso.
 
Cristino Vidal.

LA FUENTE DE ROSALÍA

La fuente que mana y corre
con pena y con alegría
se está pareciendo a ti
que me escuchas embebida.

Ríe y llora, compañera,
que yo me estaré contigo
hasta el día que me muera.
&&&&
Tú manas vida y amor.
Tú vas corriendo en mis venas.
Tú eres la música en vilo
de la guitarra en las cuerdas.

Dime que sí, Rosalía,
y haremos entre los dos
una sola sinfonía.
&&&&

Apuleyo Soto.

ASÍ ERES TÚ, MUJER.

Sin duda eres un lujo de mujer,
delicioso bombón de caramelo,
comparable a los ángeles del cielo,
lo más perfecto que pudiese haber.

Dichoso el que te pueda poseer
cumpliendo así su más ardiente anhelo,
con la felicidad en paralelo
y juntos la pasión satisfacer.

Quisiera tu aquiescencia merecer
para acercarme a ese meloso velo
que tapa tu venero del placer

y hurgar con ansia en tan goloso anzuelo
después de su cortina descorrer,
hasta llegar a conseguir consuelo.
 
Cristino Vidal.

EL TIEMPO VUELA

¿Quién le dice al tiempo párate
con lo deprisa que corre?
Nadie. Nadie. Nadie. Nadie,
porque no nos ve ni oye.

Y nosotros ¿le escuchamos
el tictac de los relojes
con los que nos amonesta
años, meses, días, noches?

Pues tampoco, señoritos.
Desdeñamos sus reproches,
sus carcomas, sus llamadas
de atención y sus sermones.

Poderoso caballero,
el tiempo cabalga al trote
y no le detiene nada,
nada que al hombre le importe.

Apuleyo Soto.

domingo, 4 de junio de 2017

AMORES SINGULARES.

Hay amor sumamente placentero
que está entre la pasión y la amistad
y siendo casi igual al verdadero
en cuanto se refiere a cantidad.

No es fácil encontrarlo, eso está claro,
porque temple, y bastante, necesita
quien esté en tal lugar, pues sale caro
al que el deseo de la carne evita.

Mérito y mucho tal amor sin duda
ha de tener por circunstancias tales,
al hacer equilibrios sin la ayuda
de nadie en estos casos anormales.

Afortunado aquel que pueda amar
con un amor tan noble y singular.
 
Cristino Vidal.

POR LA BAHÍA DE CÁDIZ

Romance declamado en el Puerto de Santa María durante el VIII Encuentro Nacional de Maestros y Profesores de Universidad, celebrado del 29 al 31 de Mayo de 2017.

Por la Bahía de Cádiz,
la más gustosa de España,
la que se extiende a la vista
por marismas y cañadas,
la que en barcos enramados
lleva a la Virgen en andas,
la que se sale del mar
para incrustarse en la raya
ondulada de la tierra
permanentemente mansa
con un tesoro de peces,
de chipirones y gambas…,
la que al gabacho le dio
cañonazos a mansalva
por invadirle la alfombra
de los esteros sin mancha
y querer aprovecharse
de las hembras gaditanas…

Por la Bahía de Cádiz,
ancha, flamenca, dorada,
la que se postra en la base
de las columnas romanas,
la que fenicios y griegos
señorearon sin tasa,
esa en la que los Pinzones
emprendieron su gran marcha
con Colón en el timón
hacia las indias lejanas
en veleras, soñadoras,
débiles y ruines barcas… ,
la que hollaron los muslines
en nombre de Alá, dios Atlas,
cuando el pobre rey Rodrigo
se placía con la Caba
y ellos blandían alfanges
de sangrienta Guerra Santa…

Por la Bahía de Cádiz,
arco de luz plateada,
la que al imperio de Augusto
sus bailarinas llevara,
sus poetas, sus cantores,
sus aceites y naranjas;
la que por fandangos, coplas,
soleares, tientos, cañas,
cante jondo y alegrías,
bulerías y tonadas
con supremo sentimiento
hasta el alba canta y baila…

Por la Bahía de Cádiz,
la de hoy, de ayer, de mañana…
donde beben, comen, huelgan
las mesnadas lasalianas
discípulas de Don Carlos
el de la boina enrojada,
lanzando a coro canciones
retomadas de la infancia:
la salve marina , el ángelus,
el Ave María Santa,
los trenos de Jeremías,
la polifonía varia
de Tomás Luis de Vitoria …
o las notas gregorianas
mezcladas con habaneras
y guajiras y guajaras…

Ellos son –la voz en ristre
inundando la garganta-
Félix Muriel, Salvador,
Goyo Díez, Carlos Alda,
Gonzalito, Diego Coca,
Coca, el pincel de la tanda,
Ángel Hernández Expósito
con la máquina enfocada,
Fernando Ruiz Aragón
-todo entregado a la causa-
……………
……………
…………..
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Auxencio y Antonia, juntos
en una única mirada,
Teódulo, Telesforo…
y este mismo que os declama
y suplica un sonoroso
aplauso de bienandanza
para poderse tomar
un descansillo con agua…

(Paro un rato)

Fue en Griñón, la Casa Madre
que tanto nos enseñara,
fue en Griñón donde aprendimos
mil virtudes invocadas:
disciplina, fortaleza,
prudencia, rigor, constancia,
sacrificio y humildad,
fe, caridad y esperanza…
Por eso estamos aquí
honrando a esa Madre Casa.

Estamos en la Bahía
de Cádiz y su comarca:
Rota, Sanlúcar, Chipiona,
Puerto Real y Chiclana,
Puerto de Santa María,
-puertos y puertas del alma-
con puentes más elevados
que el viejecito Carranza,
y al cabo de tantos años
seguimos como si nada
hubiera cambiado el rumbo
de la sagrada enseñanza.
Maestros, simples Maestros
del amor y la palabra.

Aquí estamos, Capitán,
aquí estamos como ramas
del dichoso árbol florido
de tus clases literarias
sobre Berceo, Juan Ruiz,
Teresa Ahumada de Ávila,
San Juan de la Cruz (su medio
fraile de la orden descalza),
Lope, Góngora, Quevedo,
el Marqués de Santillana,
y tantos y tantos númenes
que tallaron nuestra estampa
con la tuya, que de Roma,
ya con la Biblia impostada,
venías a magistrarnos
con la lumbre de los Papas
y la de los Santos Padres
de la Iglesia patriarca.

Y aquí en estos campos llanos
como si fueran las pampas,
todo Parque Nacional
de árboles, ríos y plantas…,
venga pescaíto frito,
venga sardina a la brasa,
venga marisco encapado
con huevas en las entrañas,
ostras, almejas, quisquillas,
cangrejos, pulpos, navajas…
esos frutos de la mar
maternal que no descansa.
Y venga a ver monumentos
de trazas barrocas plásticas,
los palacios dieciochescos,
la catedral gaditana,
la iglesia de San Felipe
cuna de la democracia,
y la escuela de la Viña
donde embarqué una mañana
de profesor a las Islas,
las Islas Afortunadas,
en un buque renqueante
de la Transmediterránea
que tardó tres días claros
y dos noches negras, largas…
en llegar a Santa Cruz,
mi segunda escuela: guancha,
con los versos de Pemán
y la música de Falla
tumbado en el camarote
y estando la mar callada.

¿Qué fue del Catamarán,
Auxencio? ¡Que no se vaya!
Que aún tengo que despachar,
cuando este Encuentro se acaba,
adónde vamos a ir
con la enseña lasaliana
y con don Carlos Urdiales
y con su Aurora rosada
en el próximo dieciocho
si alguien de hacerlo se encarga.
¿Será a Trujillo o Plasencia?
¿Será a otra ciudad no usada?
Gracias a Dios y a vosotros.
Gracias, gracias. Muchas gracias.

Apuleyo Soto.