lunes, 15 de abril de 2013

La jubilación.

Deseando estoy ver ese día. Tengo la sensación que será una etapa de las mas satisfactorias vividas.
Aún faltan años. Bueno, llegará. El tiempo corre, vuela, y pienso aguantar lo que me echen para conseguir mis objetivos. Vamos, cabezonería la mia. 
Amig@s, esperaré impaciente el día de mi jubilación y si Dios me da salud le sacaré los cuartos al gobierno de turno. Aunque solo sea por eso... hála, no pienso morirme antes, para que me suelte una migajita del pan que le estoy arrimando a diario desde que me salieron los dientes, que ya hace un rato.
¡Qué alegría! Si eso va a ser la !!Bommmba!!
Estoy pensando como voy a gastar esa pagaza que me quedará después de tropecientos años pagando autónomo.
La decisión es dura eh? Por nadie pase...
A ver... a ver si puedo matar tres pájaros de un tiro.
No hacerse ilusiones, no me refiero a los “pájaros políticos” con su habitad en España, que parece nuestra Nación ahora mismo propiamente la película de Alfred Hitchcock.

Cuando llegue mi jubilación éstas serán mis prioridades:
1º) Visitar la peluquería en calidad de clienta. Todas las semanas mínimo una vez, porque ahora ir si que voy, claro que voy, todos los días, pero mis cabellos están hechos un desastre. Ya sabéis el refrán, "en casa de herrero cuchara de palo".

2º) Salón de estética. Semanal también y no cada 5 años como voy haciendo hasta ahora, vamos; a ponerme potingues a diestro y siniestro tantas veces como haga falta que supongo serán bastantes.

3º) ¡¡Tachannn!! ¡Quedarme delgada! Con tipito de vieja, pero tipito al fin y al cabo.

¿Conseguir estas tres cosas sin morir en el intento? Se puede.

¡Atentos! Tomad nota por si hay alguien con las mismas aspiraciones de una servidora.
Solución:
Con la paga que me va a quedar, o mejor dicho la que me adjudicarán la mitad de España que nos gobernará, o tal vez para esas fechas ya sean mas “pájaros” y lleguemos a mitad y media. Bueno, a lo que íbamos. Pues con eso... voy muy sobradamente a la peluquería, con la ilusión de ser clienta. Luego, esteticién y... Otra vez ¡¡Tachannnn!! El tipito.
Como ya no me quedará  para comer, por fin quedaré delgadita y a mi gusto.
¿A que mola?

Mari Carmen.