Artículo del periódico La Verdad. (Cartagena) Hoy miércoles 25 de Julio.
EL TÍO DEL SACO
Sucina,
pedanía enclavada en el Campo de Cartagena, tiene en la actualidad
unas 2.000 almas. Hay quien prefiere denominar aquella zona como
Campo de Murcia, de hecho la pedanía forma parte del municipio
murciano. Pero siempre he creído, con muchos geógrafos e
historiadores, que del puerto de la Cadena hacia la mar, todo es
comarca natural de Cartagena.
A
poco que se horade su suelo afloran restos del Neolítico, platos
íberos, villas con graneros y factorías de vino, termas y calzadas
romanas. Es el mismo suelo que ha sustentado durante siglos a sus
moradores con cereales, arbolado de hueso, cítricos y hortalizas en
un duro secano.
Pero
la comunidad local que hoy conocemos nace en 1744 con el presbítero
Fernando Baltasar Arteaga, quien donaría tierras para la edificación
de una ermita. El historiador Luis Lisón, ligado familiarmente al
pueblo, ha escrito el primer volumen de una serie sobre su pasado:
'Historia de Sucina y comarca. Desde la Prehistoria hasta el siglo
XVIII'. Recoge en él todos estos asuntos y la formación en el siglo
XVIII de las grandes haciendas: Lo Riquelme, La Peraleja, Truyol, El
Duende, Lo Vinader, Lo Gea, Lo de Anaya o Montanaro.
El
primer Riquelme que entró en Murcia lo hizo con las tropas del rey
Alfonso X El Sabio. Era Guillén Riquelme, caballero hidalgo. Un
descendiente de aquél fue Jesualdo Riquelme y Fontes, quien encargó
el famoso belén a Salzillo para su palacio de Murcia.
El
término Sucina aparece escrito por primera vez el 24 de octubre de
1478 en un documento del Concejo murciano, hoy decimos Ayuntamiento,
donde se otorgan repartos de tierras en el Pozo de Sucina o la Cañada
de Sucina.
Es
un topónimo sobre el que no existe consenso definitivo, pues unos
investigadores opinan que es palabra de origen íbero, otros que
romano o catalán pues fueron muchos los repobladores que vinieron
tras la conquista cristiana a nuestra comarca desde Cataluña
dejándonos su sangre y apellidos: Rosique, Cegarra, Conesa, Saura o
Zaplana. Lisón se inclina por una procedencia árabe: Sukaina o
Zucaina, que significa casita, aunque también puede entenderse como
tranquilidad, quietud o dulzura.
La
opinión más popular es que quizá sea una mala interpretación de
sub-encina, por considerar que la primera vivienda se asentó sobre
este árbol.
El
caso es que Sucina alcanzó su madurez institucional cuando se
independizó de Murcia para constituirse en municipio propio durante
el Trienio Liberal (1820-1823).
Lazos
con La Unión
Los
liberales españoles se empeñaron en democratizar la nación con
medidas como la constitución de ayuntamientos en localidades con más
de mil habitantes. Se trataba de superar un pasado medieval que se
prolongaba en el tiempo por el poder de la aristocracia y el clero,
sobre todo en las zonas rurales.
Hoy
es tierra de resorts como La Perpleja o Riquelme, que cuenta con un
campo de golf de 18 hoyos, cinco lagos y un edificio nobiliario de
estilo colonial. Estos son factores que atraen a una serie de nuevos
pobladores europeos, que además tienen entre otros atractivos el
Festival Flamenco 'De flamenco Va', que organiza la Peña de Sucina.
La sexta edición se celebra hasta el próximo sábado.
No
es un concurso con vencedores ni vencidos, sino una muestra de buen
hacer en todas las disciplinas del flamenco. Este año celebran la
quinta convocatoria de un certamen caracterizado por la promoción de
la cantera. Tanto es así que han pasado por su escenario jóvenes
artistas que unas semanas después triunfarán en el Festival del
Cante de Las Minas con primeros premios, incluso alguno alzará la
Lámpara.
Con
La Unión están especialmente hermanados y se nota por los homenajes
a Esteban Bernal, alcalde fundador del certamen, al aficionado y
miembro de la organización Juan Cayuela, Rufo Martínez, Paco
Paredes o la celebración de los 50 años del Cante de las Minas. El
alcalde unionense, Francisco Bernabé, y su edil de Cultura
recibieron el galardón Pozo de Sucina de Paco Avilés, presidente de
la peña sucinera.
Son
muchos los entendidos de la ciudad minera que podemos saludar por
allí, como Paco Paredes, e ilustres aficionados cartageneros y
ferreños. Tienen por madrina a la bailaora Cynthia Cano, de Las
Torres de Cotillas. Es todo un símbolo de la apuesta clara por los
jóvenes que quieren abrirse camino.
Basta
con echar un vistazo a quienes han pisado su escenario en estos
últimos años: Curro Piñana, Juan Pinilla, Manuel Cuevas, Anabel
Castillo, la niña Rocío Luna con su profesor el guitarrista
Fernando Rodríguez, las alumnas de la academia de baile de Ana Belén
Ruiz, la bailaora Jara Heredia, el guitarrista Antonio Muñoz, hijo
de la cantaora unionense Encarna Fernández y nieto del también
guitarrista Antonio Fernández.
El
flamenco de fusión tiene su espacio con los hermanos Francisco y
Raúl Frutos y la música folk con el grupo de Sucina 'Siempre falta
alguno', que tañe instrumentos de elaboración propia.
A
veces los organizadores te sorprenden, junto a la Casa de la Cultura,
con un trasnoche a base de arroz y conejo cuando el espectáculo ha
terminado. No es mal argumento para hacerles una visita esta semana
al aire libre, bajo las estrellas... y a veces sobre ellas.
José
Sánchez Conesa.