¡No puede uno ser bueno!
¿Aún no te has fijado
que si me pongo a tu lado
me achicharro o me quemo?
Deja tus adornadas sandeces
y ve bajando de las nubes,
no sé a cual castillo subes
creyendo que mucho creces.
¡Ajá! Tus antiguas artimañas,
conozco esa comisura burlona,
detrás de tu sonrisa asoma
un propósito. No me engañas.
¿Sabes?.. Te vi el
plumero
desde hace bastantes años
y después de tantos “baños”
agua ni para beber quiero.
Señora del buen sabelotodo:
Ya no acepto más tu “consejo”
Ese que dabas de zorro viejo
y que eran órdenes a tu modo.
Mi señora de la siempre razón:
Revisa un poco tu conciencia.
Me está viendo la paciencia,
tu altivo y orgulloso corazón.
Mari Carmen.
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