Me place recordar aquellos días
cuando jugábamos a cada rato,
tú haciendo de ratón y yo de gato
y muy en tu papel de mí corrías.
Muy sigilosamente te escondías
y yo, que siempre tuve buen olfato,
te olía y apresaba de inmediato
y gustosa en mis brazos te rendías.
Juntábamos tus ganas con las mías
y a los dos nos entraba un arrebato
tan enorme que amarte me pedías
y en un aquí te pillo, aquí te mato,
aquello que te daba recibías
saltando a la torera tu recato.
Ése era el primer plato,
como graciosamente me decías
y aún algunos más resistirías.
Cristino Vidal.
1 comentario:
¡¡Qué tiempos!! Y qué bonitos recuerdos que plasmas a las mil maravillas en este precioso soneto.
Muchas gracias Cristino.
Un abrazo.
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