Con
nostalgia me acuerdo del tiempo perdido,
el que
cuando se marcha ya nunca regresa
y aunque
de él tuve parte servida en la mesa,
se me
escapó volando y no sé dónde ha ido.
Ahora que
la vida me tiene afligido
y el
correr de los años ya tanto me pesa,
me doy
cuenta que el alma con pena se expresa
de aquello
que se fuera a alegrar otro nido.
Por vivir
los momentos aquellos daría
lo que se
me pidiera y si fuera posible,
los
aprovecharía mejor y hasta incluso
podrían
suponer una inmensa alegría,
por venir
con retraso y por ser previsible
que
llegaran completos por falta de uso.
Cristino Vidal.