Romance declamado en el
Puerto de Santa María durante el VIII Encuentro Nacional de Maestros
y Profesores de Universidad, celebrado del 29 al 31 de Mayo de 2017.
Por la Bahía de Cádiz,
la más gustosa de España,
la que se extiende a la
vista
por marismas y cañadas,
la que en barcos enramados
lleva a la Virgen en
andas,
la que se sale del mar
para incrustarse en la
raya
ondulada de la tierra
permanentemente mansa
con un tesoro de peces,
de chipirones y gambas…,
la que al gabacho le dio
cañonazos a mansalva
por invadirle la alfombra
de los esteros sin mancha
y querer aprovecharse
de las hembras gaditanas…
Por la Bahía de Cádiz,
ancha, flamenca, dorada,
la que se postra en la
base
de las columnas romanas,
la que fenicios y griegos
señorearon sin tasa,
esa en la que los Pinzones
emprendieron su gran
marcha
con Colón en el timón
hacia las indias lejanas
en veleras, soñadoras,
débiles y ruines barcas…
,
la que hollaron los
muslines
en nombre de Alá, dios
Atlas,
cuando el pobre rey
Rodrigo
se placía con la Caba
y ellos blandían alfanges
de sangrienta Guerra
Santa…
Por la Bahía de Cádiz,
arco de luz plateada,
la que al imperio de
Augusto
sus bailarinas llevara,
sus poetas, sus cantores,
sus aceites y naranjas;
la que por fandangos,
coplas,
soleares, tientos, cañas,
cante jondo y alegrías,
bulerías y tonadas
con supremo sentimiento
hasta el alba canta y
baila…
Por la Bahía de Cádiz,
la de hoy, de ayer, de
mañana…
donde beben, comen,
huelgan
las mesnadas lasalianas
discípulas de Don Carlos
el de la boina enrojada,
lanzando a coro canciones
retomadas de la infancia:
la salve marina , el
ángelus,
el Ave María Santa,
los trenos de Jeremías,
la polifonía varia
de Tomás Luis de Vitoria
…
o las notas gregorianas
mezcladas con habaneras
y guajiras y guajaras…
Ellos son –la voz en
ristre
inundando la garganta-
Félix Muriel, Salvador,
Goyo Díez, Carlos Alda,
Gonzalito, Diego Coca,
Coca, el pincel de la
tanda,
Ángel Hernández Expósito
con la máquina enfocada,
Fernando Ruiz Aragón
-todo entregado a la
causa-
……………
……………
…………..
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Auxencio y Antonia, juntos
en una única mirada,
Teódulo, Telesforo…
y este mismo que os
declama
y suplica un sonoroso
aplauso de bienandanza
para poderse tomar
un descansillo con agua…
(Paro
un rato)
Fue en Griñón, la Casa
Madre
que tanto nos enseñara,
fue en Griñón donde
aprendimos
mil virtudes invocadas:
disciplina, fortaleza,
prudencia, rigor,
constancia,
sacrificio y humildad,
fe, caridad y esperanza…
Por eso estamos aquí
honrando a esa Madre Casa.
Estamos en la Bahía
de Cádiz y su comarca:
Rota, Sanlúcar, Chipiona,
Puerto Real y Chiclana,
Puerto de Santa María,
-puertos y puertas del
alma-
con puentes más elevados
que el viejecito Carranza,
y al cabo de tantos años
seguimos como si nada
hubiera cambiado el rumbo
de la sagrada enseñanza.
Maestros, simples
Maestros
del amor y la palabra.
Aquí estamos, Capitán,
aquí estamos como ramas
del dichoso árbol florido
de tus clases literarias
sobre Berceo, Juan Ruiz,
Teresa Ahumada de Ávila,
San Juan de la Cruz (su
medio
fraile de la orden
descalza),
Lope, Góngora, Quevedo,
el Marqués de Santillana,
y tantos y tantos númenes
que tallaron nuestra
estampa
con la tuya, que de Roma,
ya con la Biblia
impostada,
venías a magistrarnos
con la lumbre de los Papas
y la de los Santos Padres
de la Iglesia patriarca.
Y aquí en estos campos
llanos
como si fueran las pampas,
todo Parque Nacional
de árboles, ríos y
plantas…,
venga pescaíto frito,
venga sardina a la brasa,
venga marisco encapado
con huevas en las
entrañas,
ostras, almejas,
quisquillas,
cangrejos, pulpos,
navajas…
esos frutos de la mar
maternal que no descansa.
Y venga a ver monumentos
de trazas barrocas
plásticas,
los palacios
dieciochescos,
la catedral gaditana,
la iglesia de San Felipe
cuna de la democracia,
y la escuela de la Viña
donde embarqué una mañana
de profesor a las Islas,
las Islas Afortunadas,
en un buque renqueante
de la Transmediterránea
que tardó tres días
claros
y dos noches negras,
largas…
en llegar a Santa Cruz,
mi segunda escuela:
guancha,
con los versos de Pemán
y la música de Falla
tumbado en el camarote
y estando la mar callada.
¿Qué fue del Catamarán,
Auxencio? ¡Que no se
vaya!
Que aún tengo que
despachar,
cuando este Encuentro se
acaba,
adónde vamos a ir
con la enseña lasaliana
y con don Carlos Urdiales
y con su Aurora rosada
en el próximo dieciocho
si alguien de hacerlo se
encarga.
¿Será a Trujillo o
Plasencia?
¿Será a otra ciudad no
usada?
Gracias a Dios y a
vosotros.
Gracias,
gracias. Muchas gracias.
Apuleyo Soto.