17
Abril
EL
IMAGINERO
¡De
qué quiere Usted la imagen? Preguntó el imaginero:
Tenemos
santos de pino,
Hay
imágenes de yeso,
Mire
este Cristo yacente,
Madera
de puro cedro,
Depende
de quién la encarga,
Una
familia o un templo,
O
si el único objetivo
Es
ponerla en un museo.
Déjeme,
pues, que le explique,
Lo
que de verdad deseo.
Yo
necesito una imagen
De
Jesús El Galileo,
Que
refleje su fracaso
Intentando
un mundo nuevo,
Que
conmueva las conciencias
Y
cambie los pensamientos,
Yo
no la quiero encerrada
En
iglesias y conventos.
Ni
en casa de una familia
Para
presidir sus rezos,
No
es para llevarla en andas
Cargada
por costaleros,
Yo
quiero una imagen viva
De
un Jesús Hombre sufriendo,
Que
ilumine a quien la mire
El
corazón y el cerebro.
Que
den ganas de bajarlo
De
su cruz y del tormento,
Y
quien contemple esa imagen
No
quede mirando un muerto,
Ni
que con ojos de artista
Solo
contemple un objeto,
Ante
el que exclame admirado
¡Qué
torturado mas bello!
Perdóneme
si le digo,
Responde
el imaginero,
Que
aquí no hallará seguro
La
imagen del Nazareno.
Vaya
a buscarla en las calles
Entre
las gentes sin techo,
En
hospicios y hospitales
Donde
haya gente muriendo
En
los centros de acogida
En
que abandonan a viejos,
En
el pueblo marginado,
Entre
los niños hambrientos,
En
mujeres maltratadas,
En
personas sin empleo.
Pero
la imagen de Cristo
No
la busque en los museos,
No
la busque en las estatuas,
En
los altares y templos.
Ni
siga en las procesiones
Los
pasos del Nazareno,
No
la busque de madera,
De
bronce de piedra o yeso,
¡mejor
busque entre los pobres
Su
imagen de carne y hueso!
Gabriela
Mistral
(poeta chilena)