en una mañana cautiva.
Tu luz, mis ojos cegaron,
sintiéndome protegida,
hasta mi corazón llegaron,
dejando horas de vida.
Tus ojos y mis ojos brillaron
en una cama compartida.
Mis ojos, a tus ojos buscaron,
pero ya no encontraron vida,
doloridos se apagaron
en una triste despedida.
Esos ojos que me miraron,
ya son, una mirada perdida.
Mari Carmen.
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