Muchas gracias a los dos.
Sobre
mi cuerpo anciano
galopo
como el viento
con
la fuerza animada
del
sentimiento.
Pareciera
mentira
irme
tan lejos
sin
sentir de la edad
el
torpe peso.
Por
montes y por valles
desparramo
el aliento.
Por
praderas de corzos,
corzo
es mi cuerpo.
Liviano
me es el paso
y
liviano el esfuerzo
y
liviana la carga
de
los recuerdos.
Mnemósine
me ayuda
a
estar entero en el intento,
con
el alma en volandas
quiebro
tras quiebro.
Todavía
me dura
el
interior contento
de
estar en paz conmigo.
¿Qué
más pedirme puedo?
A la
orilla del río
de
la vida que es sueño,
Caronte
rema y rema
como
exacto barquero.
Espérame,
le digo;
espérame,
que llego.
Pero
no tengo prisa
para
agotar el tiempo.
Después
¿qué habrá después?
Voy
ciego.
Dadme
la mano.
Muero
porque no muero.
Apuleyo Soto.
2 comentarios:
Ufff!!! Don Apuleyo, qué bonitooo!!! y qué buena madera tiene usted, así que tranquilo que vamos a durar muchos años dando guerra.
Muchas gracias por tan bello poema y gracias a nuestro amigo en común D. Luís Lisón, una gran persona a la cual tenemos gran admiración y cariño.
Abrazossss.
Que hermosura como siempre los escritos de Don Apuyelo!
Saludos Mari Carmen, hacía tiempo no pasaba por aquí, por suerte tu blog sigue brillante como siempre.
La Abuela
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