La ansiedad me consume y me devora
al pensar de tu cuerpo la hermosura,
igual que de tu boca la dulzura
y es tal, que el corazón se me acalora.
El deseo es tan grande, que me aflora
por cada puro y lleno de locura
imagino en el aire tu figura
y la remiro de forma pecadora.
Cuando cierro los ojos se evapora,
pero cuando los abro, con premura
apareces de nuevo, tentadora,
diciendo que te libe hasta la hartura
y lo hago así, sin la menor demora,
para que acabe presto mi tortura.
Cristino Vidal.
1 comentario:
¡Genial! Como siempre amigo Cristino, un placer leerte.
Muchas gracias.
Un abrazo.
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