6 Febrero
Sucina. Mi pueblo, bendito pueblo que
me vio nacer, (bueno, no me vio nacer porque mi madre en esos
momentos no estaba para recibir visitas) En el campo, a tres
kilómetros del centro, sin hospital, sin mas “epidural” que las
manos de una buena mujer que ejercía de comadrona (sin serlo)
mojadas en aceite del que usaban para encender el candil, porque el
natural que lo llamaban “aceite del bueno” no se iba a gastar
para éstos menesteres, era escaso y se necesitaba para empinar la
olla. Y aquí estoy, poniendo unas imágenes (sacadas de la red) de
éste mi querido y maravilloso pueblo.
Mari Carmen.
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