《 TODAVÍA UNA ESPERANZA 》
ERES, bella María*, el puro sueño
De un ser que sigue amando la dulzura
De unas palabras dichas sin usura
Al oído en susurro muy pequeño.
Amas la candidez de aquel empeño
Que la vida te hurtó con la bravura
De aquellos hombres rudos, de tan dura
Mano, que antes de amar ya eran tu dueño.
Y esperas la sonrisa que es caricia
Del leve labio vivo en tus oídos
O la llama encendiendo tus sentidos
Con la animosa flor de la pericia
Envuelta entre perfumes de delicia
De dos cuerpos que en yunta son uncidos.
Pedro Crespo
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