Dedicado a mi gran amigo Arcellón.
Lo dijo Sto. Tomas de Aquinoy quedo para la Historia
a todo el que le gusta el vino
ira derecho a la gloria
sin torcerse en el camino.
Quedando en la memoria
del pobre Arcellón"cebollino"
que para el, zumo de zanahoria
para el Pirulero el vino
y los pollos en pepitoria.
Con la leche de burra convino
cualquier jaculatoria
que al momento adivino.
"Dame señor plata y Gloria,
para Arcellón un pollino".
Anton Pirulero
7 comentarios:
Antonnnn, ¡jolínnn!! ¡qué chuliiii!! Me encanta. Graciassss amigo.
Un abrazo.
P.D. Ufff, Arcellón seguro te saca alguna pega, jeje, nusé, nusé...
Parecen letras de Quevedo, qué bueno!!
Un beso
Comparto la misma idea que Militos , parecen versos de Don Fco de Quevedo.
Muy bueno...
Gracias Carmen por poner mis versos en tu blog, espero que os gusten de todo corazón...
Un saludo a todos y en especial a ti
Gracias siempre a vosotr@s por leer esta humilde página y participar con vuestros comentarios y poemas.
Muchas gracias.
Abrazos.
Para Militos y Santiago Medina para que sepan la verdad de quien fue el tal Quevedo.
¡Hombre! ¡Dios! ¡Por fin!,
alguien cuenta se dió,
el Quevedo malandrin
muchas veces me plagió.
Solo fué un espadachin
que la suerte le mimó
se pego a mi banderín
y de mi talento vivió.
¡Un pobre parlanchin!,
lo mismo que Arcellón.
Como aquel vive a mi costa
hasta que le llegue el fin.
Morirá cual langosta
ahogado en un bacín
por lo mal que se porta.
Anton Pirulero
P.D. No se tomen esto en broma, es la pura verdad. y Udes. sigan escribiendo. Superar lo de Quevedo es cosa facil.
Me encanta ver que la vena de Quevedo fluye de vuestras manos...
Pero yo creo que si esto se lo recitas a una mujer triunfas. pincha en en el link para triunfar
http://poesiadesantiagomedina.blogspot.com.es/2011/07/su-cuerpo-es.html
Su cuerpo es el horizonte de mis ojos
es el suspiro de mis manos que jadean
es el universo de mi boca anclada en el alba
juguete de mi lengua húmeda
que nada con el sabor de la mañana dichosa,
es la vida de mi corazón que bombea
bailando a ritmo de sus besos calidos
que caldean mi cuerpo con fuego sin llama
quemándome en sus brasas sin herida
formando rescoldo en sus brazos
que amarran mi cuerpo caprichoso
desden de su pensamiento único
alimento que sustenta su hambruna
generosa de probar el dulce bocado,
sangre del vigor de nuestras venas
taciturno fulgor de la pasión
que esperamos con anhelo en nuestro lecho
nave del símbolo de nuestra unión consentida
legado del tiempo real.
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