¡Fuentes de La Granja,
cuando en mi niñez saltaban, volaban, bailaban, se elevaban… sobre
las cabezas gratamente asombradas de los pequeñuelos en corro a la
raya, maestros de entonces, cuánta es mi nostalgia, por ellas
corríamos a la pata llana!
¡Fuentes de La Granja,
cabelleras borbónicas, versallesca elegancia!
¡Ay, cuándo volverán a
manar como manaban y a alzarse entre los pinos de verde
arboreagracia, ante un Rey triste que a París imitaba con la
melancolía desolada del alma en su amante reposo de agua, agua,
agua!
¡Fuentes de La Granja,
ildefonsina herencia perpetuada, mójenme, mójenme y quítenme el
habla! Yo era niño entonces… y lo demás, nada.
Apuleyo Soto Pajares.
1 comentario:
Me gustaría volver de nuevo a esa preciosidad que hace un montón de años ví por primera y única vez.
Qué bonito!!
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