Cuando el amor a nuestra puerta llama
debemos franquearle siempre el paso,
porque si no lo hacemos, el fracaso
sería nuestro triste panorama.
Un lugar en el alma nos reclama
y si no se lo damos, error craso
sería, como igual que un marcapaso
negar a un corazón que por él clama.
Nos entrega placeres abundantes
y nos cambia la vida por completo,
poniendo algunas cosas al revés
de como estaban en nosotros antes,
y parte del pasado, ya obsoleto,
no despierta el más mínimo interés.
Como no hay dos sin tres,
con él vendrá también esa pasión
que llena de ambrosía el corazón.
Cristino Vidal.