No pierdo la esperanza de que hubiera
un mundo superior tras de la muerte,
que empieza cuando el cuerpo ya está inerte
y el alma de su lastre se libera.
Pienso que no ha de ser de otra manera
y ojalá en mis pronósticos acierte,
porque sería confirmar la suerte
de que el edén soñado nos espera.
Aquí se quedará nuestro ropaje
corporal, pero el alma su camino
seguirá hasta llegar a ese destino
que le aguarda al final de su viaje:
la eternidad en el hogar divino
y haciendo con los ángeles encaje.
Cristino Vidal.