Un mundo nuevo y singular haría
en el que todos fuésemos iguales
donde las cuentas fueran muy cabales
y así la corrupción se acabaría.
En el cual la justicia brillaría
por hecha con muy nobles ideales,
con los derechos justos y reales
y no de una falaz guardarropía.
En la política jamás habría
gente proclive a grandes capitales,
sino a los que trabajan cada día
incluso en condiciones infernales,
como sucede en éste todavía
y además en labores temporales.
Serían muy normales
cosas que hoy nos parecen de utopía,
pero bastantes por doquier habría.
Cristino Vidal.
1 comentario:
Yo también me uno a ese mundo nuevo que tu propones. Gracias Cristino, eres un sol.
Un abrazo.
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