18 Agosto
MERCADILLOS (HECHO REAL)
Me gusta ir al mercadillo, a olfatear más que a comprar. Aunque lo visito muy de tarde en tarde, el día que voy disfruto la mañana paseando de puesto en puesto.
Allí vi un jersey tipo vestido, blanco, muy bonito. Antes de decir nada se me acerca el vendedor:
Es de pura lana virgen
¿Cuánto cuesta?
Cinco euros
¿Cinco euros de pura lana virgen?
Sí, ¡baratísimo!
Bueno, pues total...¡Me lo quedo!
Por supuesto que no creí que fuese de pura lana virgen, pero, a mi me gustó, era ancho, largo, de una vistosidad impecable y hasta parecía hecho a mano.
Me lo puse dos veces, (porque el blanco...ya sabéis, se ensucia enseguida). Lo metí en la lavadora junto con una sábana blanca también. Me costó mi buen trabajo que cogieran las dos cosas ya que el jersey era casi tan grande como la sábana.
Cuando acabó el proceso de lavado...¡Zás! ¡El jersey no estaba! ¡Había desaparecido!
Busqué y rebusqué la prenda y... ¡Nada, se había esfumado por arte de magia! Me rompí la cabeza pero no lo encontré.
Al estirar la sábana hallé en una esquina un bulto tamaño pelota de pin pon y... ¡Eureka! ¡Era el jersey! Las mangas parecían dedines para proteger un dedo estropeado. El dorso y torso mediría unos 15 centímetros de alto por 10 de ancho, con una textura que parecía esparto. ¡Glup! ¡No me lo podía creer!
Estirando y estirando como una loca conseguí que sirviera para vestir la barbie de una amiga.
Desde luego; el vendedor tenía razón, ¡era de pura lana virgen!
¡Buen día!
Mari Carmen
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