2 Octubre
MACHADIANO
Machadiano seré hasta que me muera
como el sol que una tarde tormentosa
se fundió con la playa rumorosa
en cuyas rocas tibias se prendiera.
Con “garras de oro” se agarraba el sol
el mar templado fuente de energía
del que en muy blondas ondas emergía
como un astro señero en arrebol.
A cuerpo limpio y claro yo querría
levantarme como él y todavía
no lo he logrado como debería.
¡Ay Señor Dios, qué grande altanería
la mía triste y sola, losa mía,
en medio de una inmensa algarabía.
Apuleyo Soto
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