19 Diciembre
Si alguno me preguntara
que como me llamo,
le diría que Apuleyo
y que soy mi propio amo.
A mí nadie me da
lo que yo ya no tenga
sobrado por demás:
amor, imaginación
y fantasía total.
¿Quieren eso? ¿Quieren más?
Tengo también corazón
cargado de soledad,
pero ni ese ni esa
los doy con facilidad.
Hay que echarles mucha gracia,
mucho empeño y mucha sal
para que sus cicatrices
se curen ambas al par.
También me quedan aún
alas para más volar
por encima de las nubes
en busca de libertad.
¿Les valen? Yo les pregunto.
No me las van a comprar
porque están acostumbrados
a quedarse como están:
prisioneros de sí mismos,
es decir… en un penal.
Apuleyo Soto
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