28 Diciembre
DEVOCIONES
Más allá de este mundo, hay un Ser verdadero,
que bajó hasta la tierra y nos mostró el sendero
para ganar la gloria y murió en un madero
coronado de espinas, yo por Él vivo y muero.
Lo adoro, lo venero, le imploro cada día
para que siempre pueda gozar con alegría
al sentirlo que está haciendo compañía
a cada hombre o mujer en la noche y el día.
Siento gran devoción por la Madre adorada,
la que cuidaba al niño contenta, ilusionada,
la que sufrió por ver de espinas coronada
la frente de su hijo, la frente más amada.
Orando de rodillas ante el Cristo yacente,
un grito silencioso me traspasa la mente,
al notar conmovida que entre el pecho y la frente
me miran sus luceros con amor indulgente.
Chelo Álvarez
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