23 Marzo
DEPRISA MADRUGARON LOS CASTAÑOS
Callando pasan los ligeros años
de la joven y tierna primavera,
quien pudiera tornar, ¡ay!, quien pudiera,
brincar las charcas y escalar peldaños.
Deprisa madrugaron los castaños
a endulzar el otoño a su manera
y se extingue el albor a la ligera,
con acierto, con tino, sin engaños.
Tan hermoso era el cielo que tejía
en su infancia, volando como un ave,
que ese tiempo dorado lo atesora.
Ya, de nieve, su pelo se rocía,
besa la piel ajada el viento suave
desde que viene la rosada aurora.
Chelo Álvarez.
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