1 Julio
POEMA X
Atardeciendo en calma y goma en mano,
hincho los dulces lechos del apio y la cebolla.
Se aduerme en la montaña la hiena del verano.
Mi huerto yace en paz. ¡Cuánta farfolla
sobra para vivir a campo llano!
Agua de manantial y acelgas en la olla:
No necesita más mi cuerpo ufano.
No exige nada más mi alma criolla.
Que los curas se mueran por un Cristo yacente.
Que el político repte por antesalas de oro.
Que la modelo venda su muslo reluciente.
Déjenme a mí pertenecer al coro
del alcotán, la grulla, la serpiente,
la alondra, la abubilla, el peti-loro.
Apuleyo Soto
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