13 Julio
Chupatintas y chupópteros
abundan hoy más que nunca,
no pegan un palo al agua
y sin embargo disfrutan
de sueldos innumerables
por su bruta caradura.
Son chupones y volátiles,
son aves de alas forzudas,
son ápteros y no aptos,
son la cosiña más puta
que pudiera darse en tiempos
de pandemias y angosturas.
Chupan cargos, chupan euros,
todo lo que pueden chupan
y son como garrapatas
que llenan de mataduras
a las arcas del Estado
que les da sus sinecuras.
Sus palabras yuxtapuestas,
torpezas y partos suman
en esta España de cuentas
y cuentos de envergadura.
Plumillas y oficinistas
para el reparto se juntan
y en connivencia inmoral
saquean la caja a punta
de navaja cabritera
con brillo de plata adjunta.
Hombres, hembras y otros géneros
de promulgación difusa
se incluyen en el vocablo
que este romance tritura.
De toda laya chupópteros
y chupópteras acusan
porque como ya apuntamos
abundan, vaya que abundan.
Ríanse si es que no lloran
por tan notable impostura.
España dos mil veintiuno,
a ver si esto malo dura.
Apuleyo Soto
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