viernes, 12 de septiembre de 2025

13 Septiembre

 

13 Septiembre

HECHO REAL

Kim se había quedado en casa en varias ocasiones cuando venía de gira por España una vez al año.

En esta ocasión por circunstancias adversas teníamos que ir nosotros al aeropuerto de Madrid para hacerle entrega de su pedido.

Kim llegaba de su lejano país a las 16:15 Hacía noche en el hotel y al día siguiente seguía de nuevo su ruta. Allí nos veríamos.

Ha llegado usted a su destino” nos dice el GPS.

- ¿Como? Dice mi marido: si esto es la parada de taxis de la Terminal 4 Aquí no hay ningún hotel, a no ser que esté dentro.

- Vale, espera, yo paso y busco el hotel. Ahora vuelvo.

Allá que voy a la locura interior con el resguardo que nos había proporcionado Kim de su reserva y registro.

A “tropecientos” vigilantes de esos de la chapita colgada, les pregunté y todos me decían lo mismo. - Señora: los hoteles están lejos del aeropuerto. Aquí no hay ninguno. En ninguna terminal.

¡No podía ser! En el papel lo ponía bien claro. HelloSky Air Rooms Terminal 4 Madrid.

Por fin encontré a alguien que me dijo: “Sí, está abajo”.

Me quedé atónita al contemplar la planta baja. Pensé que entraba al subsuelo de la película “La cúpula del trueno”. Gruesas tuberías y pilares de cemento y hormigón por doquier, y una especie de contenedor (de esos que llevan los grandes barcos) iluminado con rayas azules y blancas donde ponía HelloSky. ¡Vaya, por fin encontré el hotel! Entré dando trompiconos porque no había losas alrededor, sólo cemento.

Una recepción diminuta con cuatros sillas (dos de cada padre) y dos señores trajeados detrás del también diminuto mostrador.

Después de los saludos pertinentes les enseño el resguardo y les digo:

- Hemos quedado en vernos aquí con uno de sus clientes para hacerle entrega de unas guitarras. Mi marido está mal estacionado en la parada de taxis. ¿Este hotel dispone de aparcamiento propio?

- No, señora, este hotel no tiene aparcamiento, tienen que aparcar en el parking del aeropuerto.

Menos mal que me acompañan siempre unos angelitos buenos y me hicieron quedarme con la ubicación en la mente antes de volver al coche.

- Venga, marido, ya he localizado el sitio, tenemos que dejar el coche en el parking.

Bueno, el parking es casi el abecedario completo de la A a la Z

Después de aparcar vuelvo de nuevo al hotel. Esta vez con mi marido.

Allí seguían los dos hombres trajeados, uno amable y el otro no tanto.

- ¿Podríamos esperar aquí?

- No, señora, esto es solo para clientes. Son las reglas.

- ¿Y dejar las guitarras? Por si las roban del coche.

- No, señora, tampoco. No admitimos “paquetería”. Son las reglas.

- Bueno, no pasa nada. Ya volveremos cuando llegue su cliente.

No sé las vueltas que dimos, sin un puñetero sitio donde sentarse excepto en las cafeterías donde nos desplumaron vivos por dos bocadillos.

Pasadas las 16:30 decidimos volver al HelloSky Air con la esperanza de que ya estuviera allí Kim.

Preguntó mi marido: -¿No han llegado todavía? Si llegan muy tarde tendremos que hacer noche aquí. ¿Podríamos coger una habitación?

- No señor, no han llegado. En cuanto a la habitación son 300 euros por dormir. Son las reglas.

- Están a punto de llegar, dije yo: ¿Podemos sentarnos en esas sillas? Estoy muy cansada.

- No señora, esas sillas son para los clientes. Son las reglas.

Mi marido dijo: pues vamos a dar otra vuelta.

- No, contesté yo, ve tu si quieres, yo me quedo fuera a esperar.

Y allí me quedé afuera, a dos metros de la recepción frente a los dos trajeados y sentada medio culo en uno de los cruces de una columna de hormigón y cemento. Ellos me veían pero no me decían que pasara. “Eran las reglas”.

Cuando llegó Kim me dio un fuerte abrazo ( no nos habíamos visto desde el año pasado) y llamé a mi marido para avisarle.

Ya todos en recepción, uno de los “trajeados” me indica con la mano una de esas sillas diciendo: -“Ahora, ya se puede usted sentar en la silla”.

- Pues mire usted, ahora... ya tengo el culo bien fresco de estar sentada en el cemento y no me lo voy a calentar en su silla. No se preocupe.

Entramos a la habitación por un pasillo estrecho que si se tropiezan dos personas tendrían que cruzarse de lado. Austero, sin cuadros, sin nada que llame la atención como algo vistoso.

Entramos y... ¡un “cuchitril”!, limpio, eso sí, pero pequeña, con una cama de 1,35 otra silla como la de recepción y poco más.

Pensé: ¿y aquí vale dormir 300 euros?

Por supuesto que no nos quedamos allí.

Así que ya sabéis amigos, existe un hotel de estas características en la bajos fondos de la Terminal 4 del aeropuerto de Madrid.

Como no estoy registrada...no puedo dejar ninguna reseña. “Son las reglas”

Mari Carmen


2 comentarios:

Anónimo dijo...

Ya te digo, son las reglas, que poco vergüenza 😃🤣.

Mari Carmen dijo...

Desde luego, si me lo cuentan, no me lo creo 😃 pero me paso a mí el jueves y no tengo más remedio que decir que es cierto. 😃