El campo amapolado
se sale de sí mismo
y se exhibe glorioso
regiamente vestido.
Vuelan los drones
del polen cabe el río,
ingrávidos y canos
sin depender de un hilo.
La tarde se extasía,
rueda el viejo molino,
brincan las aguas,
yo estoy conmigo.
¿Soy un hombre o un
árbol,
un junco dobladizo,
una estatua perenne,
una piedra o un niño?
Apuleyo Soto.
1 comentario:
Bonito poema a la madre naturaleza.
Muchas gracias.
Un abrazo.
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