Tienen pelotas los padres
cuando sus hijos queridos
juegan “ar furbo” a
pegarse
como malcriados críos.
Y entonces van y se meten
en el campo del contrario,
al que con furia acometen
por faltar a sus niñacos.
Quieren los padres
horteras
defender a sus retoños,
y armados de ira paterna
los defienden puño en
rostro.
El cuadrilátero así es
campo de minas sembrado
por brazos y puntapiés
de las bandas de ambos
lados.
¿Hasta dónde llegarán
los insultos y desmanes?
Como el río, hasta la
mar…
si el daño no hay quien
lo pare.
Puño va, patada viene,
lo que fuera juego limpio
se ha convertido en
patente
juego sucio de delito.
Porteros de la decencia,
parad la confrontación;
tarjeta rosa y expresa;
líbrese solo el balón.
Y fuera la violencia,
la que las gradas degrada
con “rómpele ya la
pierna”
y otra serie de bobadas.
Si es que esos padres
bandidos
esperan messis-ronaldos
de sus capullitos hijos…
empiecen por educarlos.
Apuleyo Soto.
1 comentario:
¡Qué verguenza! Has dado en el clavo.
Gracias amigo Apuleyo.
Un abrazo.
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