sábado, 2 de enero de 2021

2 Enero

 


2 Enero

APULEYO

Todo mi YO cabe en mi nombre

y también todos mis YOES:

el que ahora soy

con nuevas voces,

el que fui en la infancia

y en la madurez –ese otro entonces-

aquel que fui en juventud

de insultantes amores

y el que ahora en la vejez

concentra a los anteriores

con la mágica virtud

de hallarse entre los mejores

por su completud vital

de la muerte al borde.

Apuleyo, qué gracia,

con aciertos y errores,

con verdades y mentiras,

con honras y con honores,

con luces y con sombras,

con lágrimas y con canciones,

con mirtos y con laureles,

con gozos y con dolores,

con aprecios y desprecios,

con espinas y con flores.

¡Cuántos libros sobre mí

y sobre ríos salobres

escribí pisando tierras

y mares del hondo orbe!

¡Cuántas conferencias di

en los círculos lectores!

¡Cuántos poemas compuse

llenos de vidas y voces!

y cuántos lindos artículos

derramé en los Cronicones

como Cronista habitual

de mis tiempos corredores

por desiertos y por playas,

por praderas y por montes!

Hoy que estoy la pluma en ristre

recuerdo los viejos sones

del viento en las arboledas

y oigo pájaros cantores

que enramándose entre ellas

me dan sus sabias lecciones.

Apuleyo, ¡cuántos nombres

de plantas, flores y rocas

conllevo en mis aficiones

por la endiosada Natura

que me regala sus dones!

Apuleyo, como aquel

que escribió “Metamorfosis”

y desde Madaura anduvo

por Grecia y Egipto entonces

para asnarse frente a Focia

el que ya era todo un hombre.

Apuleyo, el mártir santo

desterrado del Santorem

por el Papa Pablo VI

por legendario prohombre.

Termino de darle vueltas

a Apuleyo. En él se esconde

la Literatura presta

a defender a este pobre.

Sea por mí y que se aguante

con semejantes valores:

honradez y honestidad

e inteligencia a montones.

¿Bien hecha su biografía?

Pues a leerlo, collones.

Cuarenta libros ha escrito

como cuarenta ladrones

para robar la cabeza

y el corazón de los hombres.

Nada más por hoy, amigos,

mis señoras y señores.

Que sepáis que siempre estoy

para rendiros honores.

Y con esto me despido:

Es un romance de amores.


Apuleyo Soto Pajares



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