14 Junio
Los niños son tan nuestros
que sin nosotros no nacen
como las flores en los huertos.
Así desde Adán y Eva
del barro hechos
y con una descendencia
larga tras el Edén en el que fueron puestos
por Dios, el Creador
de todo el Universo.
Los niños no se tocan,
se abrazan solos ellos,
súbense a los columpios,
bájanse después al suelo,
no acaban nunca
de vivir un sueño:
el de la infancia,
que es tierno, tierno…
igual que el trébol.
Apuleyo
Soto
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