7 Agosto
Machadiano seré hasta que me muera
como el sol que una tarde tormentosa
se hundió sobre la playa rumorosa
en cuyas aguas tibias se prendiera.
Con
“garras de oro” se agarraba el sol
al mar marino fuente de energía
del que muy a blondas ondas emergía
como un mástil señero y español.
A
cuerpo limpio y claro yo querría
levantarme como él y todavía
no lo he logrado como debería.
¡Ay
Señor Dios qué grande altanería,
la mía triste y sola, sola mía
en el medio de tanta algarabía!
Apuleyo
Soto
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