viernes, 30 de junio de 2023

1 Julio

 

 1 Julio

TENERIFE, UNA ISLA EN EL ALMA

El cronista amigo de Icod de los Vinos, José

Fernández Díaz Medina, me impele a que escriba

una crónica recordatoria de mi estancia en la isla

tinerfeña durante la década maravillosa de los años

sesenta, y lo hago con auténtica emoción.

Llegué allí, a la capital Santa Cruz, en un barco de la

Transmediterránea, que partía del río Guadalquivir

en Sevilla, con tres días y tres noches de navegación

con antelación. Me llevaba la Congregación de los

Hermanos de las Escuelas Cristianas, fundada por el

abate canónigo de Reims, San Juan Bautista de la

Salle, que había distribuido su dinero para la

enseñanza y educación de la infancia y la juventud,

en el mundo entero y no sólo en Francia.

Recalé, pues, en el Colegio San Ildefonso-La Salle,

donde di clases dos cursos, antes de subir a La

Laguna, Ciudad Universitaria, durante otros dos, en

los que aproveché para estudiar Periodismo con

Emeterio Gutiérrez Albelo, Carlos Pinto Grote, Juan

Cruz Ruiz y Fernando G. Delgado. También andaban

en ese Campus don Domingo Manfredi y Elfidio

Alonso, que, entre otros próceres, me otorgaron el I

Premio de Poesía Nuestro Arte por mi poemario

“Amor de hombre”, luego transformado en “Amor

de carne y hueso”..

Canarias, en aquellos años, era un Paraíso literario

universal, en el que se daban cita los pensadores

más extraordinarios del mundo entero redondo.

Recorrí la isla de cabo a rabo, de Bajamar al

Médano, del Teide a La Orotava y viceversa… y gané

además el Premio de Sonetos Eucarísticos de esta

villa, floreada de arenas multicolores para el paso

del Señor en el día majestuoso del Corpus Christi.

De manera que abandoné la Congregación con la

dotación de más de 25.000 pesetas en los bolsillos,

que me donaron en los Juegos Florales del teatro

isleño tan beneficioso.

La Estafeta Literaria que dirigía en Madrid el poeta

José García Nieto se hizo eco de mis triunfos con la

firma de Umbral…y pasé a ser un autor solicitado

por los benjamines de la poesía en castellano.

¡Qué alto honor, pero también qué gran obligación!

Años después volvería a ver todas las Islas

Afortunadas, pues al ser nombrado maestro

nacional de Guarazoca (El Hierro), me di una larga

pasada por ellas, luego de solicitar la excedencia del

cupo del Magisterio, que el gobierno de turno del

momento me mantuvo durante treinta cursos

justos.

Ahora, no, ahora eso no pasa, sería un abuso.

Gracias, José Fernández Medina, por hacerme

recordar tan notables estancias en islas de plena

mar.

Mi vida en Madrid volvió a resurgir y entre

Magisterio y Periodismo hice de mí lo que soy

ahora, sí, un hombre hecho y derecho, feliz, feliz.

Pongo punto final a este potpurrí, no sin antes

recordar un poco más lo que allí viví

Y es que el Hermano Domingo, Director del Colegio

La Salle-San Ildefonso, nos llevaba los jueves

vacacionales en la guagua de los alumnos a las

playas del Médano, donde él, de reojo, miraba

poniéndose coloradote de satisfacción y engaño

sexual, a las primeras suecas y francesas que se

exhibían desnudas en las islas atlánticas.

¿Cómo yo, poeta laureado, iba a seguir dando

clases en la Institución. Yo era maestro con sotana o

sin sotana negra, cómo que no. Así que les dije

adiós un verano del 69, que en las playas de Zarauz

también se ponían tetas abajo para contemplarlas

mejor.

El Hermano Manuel Olivé me había encargado

aquel verano componer textos de Lengua para la

Editorial Bruño… y a eso me dediqué. Y muy bien

que me lo pagó.


EL DRAGO MILENARIO

El draqo milenario

de Icod de los Vinos canario,

me sigue asombrando

como cuando

lo vi por vez primera

asentado a su vera placentera,

recibiendo su sombra compañera.

Y que siga siendo así,

que lo quiero bien de veras.

Amigo Medina ¿te enteras?

Aquí te he reseñado brevemente mi vida frailera.

Déjala que quede como tú desées.

Mi hijo Hugo te la transfiere

como yo lo hiciera

si saberlo supiera.

La vida de cada cual

es única y no hay manera

de darla la vuelta

para que sea más o menos lisonjera.

Espero tus revistas y me pongo

a tu disposición sincera.

En Madrid, a 18 de junio,

todavía primavera.

Tuyo siempre hasta que muera

con la pluma en bandolera.

Apuleyo Soto

 

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