18 Marzo
LA ORACIÓN DEL ATEO
Oye
mi ruego Tú, Dios que no existes,
y en tu nada recoge estas mis
quejas,
Tú que a los pobres hombres nunca dejas
sin consuelo
de engaño. No resistes
a nuestro ruego y nuestro anhelo
vistes.
Cuando Tú de mi mente más te alejas,
más recuerdo
las plácidas consejas
con que mi ama endulzóme noches tristes.
¡Qué grande eres, mi Dios! Eres tan grande
que no eres
sino Idea; es muy angosta
la realidad por mucho que se expande
para abarcarte. Sufro yo a tu costa,
Dios no existente,
pues si Tú existieras
existiría yo también de veras.
Miguel de Unamuno. (1864- 1936) Poeta y escritor español.
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