4 Diciembre
HAZ UN BIEN Y NO MIRES A QUIÉN
Lo aprendí de mis padres. He procurado llevarlo a raja tabla y a lo largo de mi vida poner siempre en practica su enseñanza: “Haz un bien y no mires a quién”
Es una satisfacción interior que no está pagada con nada. Si la persona que lo recibe rebosa de alegría, la que lo da se le llena el corazón de felicidad de ver que ha servido de algo su sacrificio, porque a veces “hacer el bien requiere sacrificio”
Ahora ya a mi edad me pregunto a mi misma: ¿Dónde está la línea que separa de buena a tonta a una persona? Pues sinceramente creo que esa línea es tan delgada que nunca sabes cuando la traspasas.
Si te ríes de su ayuda
su inocencia y corazón
no esperes que luego acuda
en la próxima ocasión
que tu vida sea cruda
y arrastrada por los suelos,
quien te vea ante la duda,
se marchará alzando vuelos.
No soy quién para juzgarme ni juzgar a nadie, pero...a veces pasa.
Mari Carmen
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