10 Febrero
Hoy nuestro amigo y escritor segoviano José Ángel González Linares, nos deja este bonito relato de su hermosa tierra y sus gentes.
DEL DU MURMURIOS RATÓN RESUENAN EN EL PUENTE DE LAS ERAS
Segovia, tus arterias fluviales, afluentes hermanos, esparcen abundantes dones por doquier en áridos campos y tierras de labrantío, desde desfiladeros angostos hasta reposadas planicies. Aventajado Duratón, te acompañan el Cega, Eresma, Pirón, Riaza yVoltoya.
Innumerables arroyos atraviesan y empapan los cultivos segovianos; hijos tuyos son el Clamores, Eresma, Aguisejo, Caslilla, Cambrones, Cerquilla, de Sacramenia, de la Hoz, Malucas, Milanillos...
A ti, Duratón, mis querencias y mimos dedico, por la historia ancestral que tus pueblos ribereños guardan y atesoran, en los milenios del ayer y en el devenir de nuestros días.
Desciendes, risueño como un niño, de la Chorrera de los Litueros y te fundes manso y viejo, en las pobedas de Peñafiel, al machadiano Duero.
¡Corre Duratón, serpentea Duratón,/
secreto de mis pesares y amores!/
De tu escarpado y bravío Cañón/
trepan rudas raíces y galanas flores./
Revoltoso manantial, que brincas de roca en roca, y entre pinares y robledos recreas nuestras miradas con tus cabriolas.
Saltarinas y puras aguas de Somosierra/
fructifican regueros de vida en la tierra;/
en tus fértiles vegas y valles de hogaño/
campan bichos y plantas, año tras año./
Te ensanchas en la noche, misteriosa luna, círculo de rayos de plata, y las luces tenues de las farolas sepulvedanas pausadamente se iluminan y reflejan en tus meandros, Duratón, su fulgor.
Sepúlveda a tus riscos, sigilosa se asoma,/
y tu naturaleza de Hoces nos asombra./
Rumor de agua lanza raudo Burgomillodo/
al molino de San Miguel en su recodo./
Mis sosegados pasos me guían por las veredas tamizadas de toronjiles y romeros perfumados, rosales silvestres, alteas y ranúnculos cuajados de flores, al agrego de fresnos y sauces de las vaguadas sepulvedanas, que abraza el Duratón, componiendo una sonata beethoveniana de colores.
Vuelan mis pensamientos cual buitres leonados y etéreas rapaces, planeando sobre ermitas desperdigadas, cenobios desolados y cuevas de harapientos eremitas, penando en el medievo sus vidas con recogimiento y sacrificio.
Se apodera la desidia de las ruinas del convento de Nuestra Señora de los Ángeles de la Hoz, que asentado en el regazo de un meandro se derrumba con resignación, esperando una pronta reparación, que larga y tediosa se aventura.
La Hoz, franciscano y recóndito convento,/
cubres tu milenario encantamiento/
con derruidos arcos de luz románicos/
y congregas plegarias y místicos cánticos./
Los tejados rojizos y pardos de la villa de Fuentidueña se inclinan a tu paso bajo tu puente alomado, piedras en mágico equilibrio, con el musgo y siemprevivas enraizados.
Ermita de San Frutos, acoges a ermitaños;/
Fuentidueña te riega con cien caños;/
a tu vera germinan chopos y álamos;/
Laguna y Rábano se cogen de la mano./
Cuando escucho "Running water" de los Moody Blues ("¡Oh, agua de manantial! Los sueños mueren, pero nacen nuevas esperanzas siempre.") mi mente se diluye en las aguas prístinas, criadoras de berros salutíferos, de Fuentendrino, que amamanta el riachuelo de la Hoz y camina al encuentro del Duratón.
Pétreos ojos del puente de las Eras,/
que al anochecer jugamos con ecos/
y en el frontón retumban huecos,/
ensimismados, contando estrellas./
El Vivar, de truchas antaño lleno;/
esquivos barbos y cangrejos ajenos/
yacen entre ovas y ranas en el cieno./
Cantalejo y Sacramenia, lejos de tu seno./
Bien entrada la tarde de penumbras, busco entre la maleza los sonidos de las aves que embelesan mis oídos, los trinos alborozados de un ruiseñor, el aleteo de una repintada abubilla que alimenta a sus inquietas y bulliciosas crías, la tenacidad del picapinos, cuyos golpeteos resuenan en las alamedas de los Carrascales, por el camino de Rábano, anejo al río.
Jotas del Mester se bailan en tus pueblos;/
Ismael "El Mirlitón" sale a tu encuentro;/
te guardó en su mochila viajera Labordeta/
y juglares medievales cantaron tus gestas./
Son innumerables los libros publicados sobre el río Duratón, sobre sus pueblos ribereños, Hoces, costumbres, tradiciones, arqueología, historias y leyendas de santos y ermitaños, fauna, flora...
El escritor Dionisio Ridruejo se recreó en los paisajes de las Hoces del Duratón y nos legó su libro "Segovia", una guía magistral de esta ciudad y su provincia.
Duratón literario, de historias viajeras./
Cela descansó en las eras laguneras;/
en ristre su navaja cabritera almorzó,/
en "Judíos, moros y cristianos" lo reflejó./
En un lánguido atardecer, en el que se escapa un sol decaído y tostado por detrás de una
loma, me asombro ante una pareja de corzos huidizos; bajan de Turrubiel a pastar entre el ballico y la grama del Soto lagunero, Soto que acaricia el Duratón con sus plácidas aguas.
El infante D. Juan Manuel la prosa templa,/
nos legó "El conde Lucanor", en exempla./
Faisanes de Delibes en los Carrascales;/
en su libro te encumbró Apuleyo Soto Pajares./
Torre de Peñafiel, lindas con río cangrejero,/
otean gavilanes surcando el firmamento;/
Peñafiel yergue firme su castillo velero,/
despidiéndose en su atalaya, señero./
De "Ribera del Duero" son estas tierras de vergel y sus renombrados vinos, que nos deleitan el paladar y todos los sentidos, y además, subimos a la gloria bendita si con un tierno lechazo asado los acompañamos.
José Ángel González Linares
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