lunes, 19 de mayo de 2025

20 Mayo

 

20 Mayo

IGUAL QUE UNA CEBOLLA

Siempre he dicho que la vida es como una cebolla. Tiene capas (etapas) que vas quitando poco a poco. Unas capas te dan buen sabor y otras te hacen llorar.

Cada etapa tiene su historia. Naces entre el cariño de unos padres maravillosos que te cuidan y te dan todo su amor. Amor recíproco. Ese que cuando ya partieron eres más consciente de cuánto tú también los amabas. Entonces viene el dolor.

El amor primero. Llega al estómago con mariposillas que duran y duran aunque haya etapas que se invierta la metamorfosis y la mariposa se convierta en capullo, pero ahí sigue el amor, reciclándose.

Cuando llegan los hijos forman parte de tu cuerpo, de tu alma. Sus alegrías son tus alegrías y sus tristezas también las tuyas. Es tanto el amor que les tienes que darías tu vida por ellos si fuese necesaria.

Y cuando crees que ya no puedes querer más, entonces vienen los nietos. Estas criaturas que te hacen volver a una parte de tu juventud donde intentas acaparar todo su cariño como si te sintieras culpable de no haber podido disfrutar tanto de tus hijos porque el trabajo y las circunstancias no te lo permitían.

¿A quién quieres más, a tus hijos o tus nietos? Si me hicieran esa pregunta no sabría contestar. ¡No lo sé!.

Cada mañana cuando abro los ojos le pido a Dios lo mismo: “Que hoy esté bien, feliz y contenta”

Y vosotros diréis: ¡Qué egoísta, pide por ella! No, no es cierto, porque si todo el conjunto de mis amores están bien, felices y contentos, yo también lo estoy.

Y la vida sigue, igual que una cebolla...

Mari Carmen

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