Diego, Dieguito, Diegón,
pues hoy es tu comunión,
toda felicitación
te damos sin dilación
los Fresno y los Galisteo
con el más puro deseo
de que obtengas el trofeo
del que soy su corifeo:
Dinerito muy contante
y también eurosonante
porque nada por delante
nos reste tu amor
constante.
Sabemos que eres travieso,
pero si me lo sopeso
sobrepasas con exceso
el estampado de un beso.
Yo te lo doy desde aquí
como un gallo kiriquí
de cresta-aurocarmesi
porque me sale de sí.
¡Oh Primera Comunión!
Luego después, un montón,
ya previa la confesión.
¡Ale, ale, al alirón!
Eres niño, yo lo sé,
y por eso un no sé qué
se me queda al virolé,
ole y ole, olé y olé.
Contigo todos los tuyos,
aleluyas y aleluyos.
Es verdad de Perogruyo
y con ella aquí concluyo.
Dios te dé provecta
historia.
Restas en nuestra
memoria.
La rima es absolutoria.
Cierro la jaculatoria.
Diego, Dieguito, Diegón,
nos será tu Comunión
un punto final de unción
en la alegre convención.
Y aquí me callo y me
siento.
He quedado atrás contento
con el gran asentimiento
a este largo parlamento
en el que di dilatado
discurso apresurizado,
consecuente y par-rimado
cual si estuviera
alumbrado.
Ahora brindemos consunos
los otros junto a los
unos,
ambos libres y ambos tunos
por tiempos tan oportunos
como nos ofrece el día
que en alegre compañía
fue nuestra segura vía
en plan noble de
hidalguía.
Va para la eternidad
esta copa de ebriedad
en total unanidad:
¡Por favor, la levantad!
¡Por Diego y su
camarilla,
por su propia y nuestra
honrilla,
por los que están a su
orilla
y por todos los demás.
Apuleyo Soto.
1 comentario:
D. Apuleyo, tiene usted pluma para todo y para todos. Un placer leerle y muchas gracias por compartir con nosotros.
Un abrazo.
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