23 Julio
POBRES Y FELICES
Soñé con ese bebé entre mis brazos,
de carita morena amulatada,
un grupo de niños allí jugaba,
con las ropas roídas y descalzos.
Sus dedos en la tierra hacían mil trazos
dibujando una torre amurallada,
contentos y esa risa confirmaba
felicidad entre cuatro astillazos
que componían su hogar destrozado.
Me sentí en paz, ayudando a esa gente,
dejando este mundo de propiedades
que te hace esclava de lo cosechado,
y aquí queda, cuando Dios dice: ¡Vente!,
marchas sin llevarte comodidades.
Mari Carmen
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