29 Diciembre
No me llores más. Aquí tienes a tu mosquito, hala, jeje.
UN MOSQUITO
JUGUETÓN
Encontrábase una noche calurosa,
Después de hacer todas sus cosas,
Una joven ardorosa en su lecho
Sin ropa alguna por tal hecho.
Debido al calor no durmióse
Y, además, un pequeño mosquito
Revoloteando a su alrededor
Desvelábala al momento de su sueño.
Daba vueltas a su cuerpo
Sonando zumbón a cada instante
Y picando, acá y allá, donde pillaba,
Igual en la pierna que en la cara.
De inmediato la joven moza,
Nerviosa por no dormir,
Comenzó a dar manotazos,
Aquí y allí, repartidos por su cuerpo
Cuánto más persigue al mosquito,
Más burlón se vuelve éste,
Más vueltas le da a la cama
Que daría por ya pillarlo.
Pero este travieso mosquito
Va por allí sin importarle un pito,
Y, aunque la moza lo persigue,
Él va picando, a lo suyo, sigue.
Enfadada al punto ya la moza,
Viendo que no puede quitarlo
Coge la vela, que había en el cuarto
Y entre las piernas se la coloca.
Ve al mosquito, lo siente,
Y cuando quiere atraparlo, huye,
Ya el mosquito se escabuye,
Aunque ella se encuentre presente.
La moza está ya cabreada,
Pues el bicho está jugando
Aunque ella lo sigue y persigue
Hasta que éste, por fin, se para.
Viendo que escapatoria no hay
El mosquito se introduce
En aquel laberinto dulce
Que la luz ya le indicaba.
Va la niña, aterrada, sofocada,
Al saber que ya el mosquito
Se encuentra en lugar seguro
y el dedo metiéndolo va, a poquito.
¡De este sitio no escaparás!, le
dice,
Y busca, rápida y nerviosa,
Y de forma ya lenta, ya presurosa
Encontrando esta forma deliciosa.
Tanto el dedo allí dentro meneóse,
Que la gentil moza quedóse,
Abierta la boca y desmayada,
Y los ojos en blanco y fatigada.
Al final de aquel aspaviento
El mosquito dentro quedóse
Y la moza entraba cada día
A buscarlo siempre, con porfía.
Cándido T. Lorite