14 Diciembre
LA MUÑECA
En una noche de Enero
una niña porDiosera,
con los pies
casi desnudos,
con las manecitas yertas,
cubriendo, a modo de
manto,
con su falda la cabeza,
y sin temor a la lluvia
que
más cada vez arrecia,
contempla, extasiada y triste
el
interior de una tienda,
que por su gusto en juguetes
es en
Madrid la primera.
–¿Qué haces aquí? le pregunta,
con
voz desabrida y seca,
un dependiente, empujando
a la niña
hasta la acera.
–¡Déjeme usted! ¡Si es que estaba
mirando
aquella muñeca!
–¡Vaya! Retírate pronto
y deja libre la
puerta.
–¿Dígame usted. ¿Cuesta mucho?
–¿Quieres
marcharte, chicuela?
–¿Será muy cara, verdad?
¡Lo que es
como yo pudiera!...
–¡El demonio de la chica
¿Pues no
quiere comprar ella?...
¡Lárgate a pedir limosna!
y déjate
de simplezas.
La muñeca que te gusta
vale un duro, con que
¡fuera!
Marchose la pobre niña
ocultando su tristeza
en
vano pide limosna
ninguno escucha sus quejas
Y desfallecida y
débil,
cruza calles y plazuelas
recordando en su amargura
la
tentadora muñeca
–¡Caballero, una limosna
a esta
pobrecita huérfana!
–¡Déjame, que voy de prisa!
–¡Por
Dios, señor! Aunque sea
un centimito ¡Tengo hambre!...
–(¡Pobre
niña! ¡Me da pena!)
Toma.
–¡Señor! ¡Si es un
duro!
–Te lo doy para que puedas,
siquiera por esta
noche,
tener buena cama y cena.
–¡Déjeme usted que le
bese
la mano!
–Quita, tontuela.
–¡Que Dios se lo
pague a usted!
¡Un duro!... ¡Estoy muy contenta!...
¿No será
falso, verdad?
–¡Cómo muchacha! ¿Tú piensas?...
–No,
señor perdone usted
Pero ¡vamos!... La sorpresa...
¡Si voy a
volverme loca
de alegría!... ¡Quién dijera!
¡Que Dios le
premie en el mundo
y le dé la gloria eterna!
Y apretando
entre sus manos
convulsivas la moneda,
corrió por la calle
abajo
veloz como una saeta.
A la mañana siguiente
se
comentaba en la prensa
el hecho de haberse hallado
en el quicio
de una puerta,
¡el cadáver de una niña
abrazado a una
muñeca!
Vital Aza (1851-1912) poeta español.
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