29 Enero
UN MISTERIO
Arrastramos los cielos a la lengua
En el pecho se instala lo infinito.
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Vuelve entonces el presagio
Y el cerebro parece un sistro,
Y el tiempo corre por los ojos,
Delante, de los pájaros que no cantan;
Y el suicidio del día llega
Cuando la luz se arroja al mar.
Sale entonces el barco
Como un torero, vestido de luces.
Y entonces, en el fondo de las olas
Los peces oyen el caminar de los hombres;
En la tierra, mientras tanto,
Se va a parir un árbol
Y un niño duerme en el cuello del cisne.
Cuyas plumas tiemblan
Cuando llega la tempestad;
Y el cielo se cae en pedazos
Que se enredan en las ramas
Intrincadas de la selva.
Y el viento huracanado
Despeina la barba de un pirata.
Es el momento de sacar la muerte
Afuera, al viento
Para que abra sus ojos
Y saque sus cartas secretas, del cerebro
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Y un ardiente carbón de su pecho
Mientras llevo a la boca mi pecho
Cándido T. Lorite
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