6 Octubre
¿HACIA
DÓNDE CAMINAS QUE NO LLEGAS?
¿Quién
se paró en la serenidad de tu sonrisa?
¿Qué
ángel malo te la hizo perder?
¿Qué
dios caído dejó en tus ojos la angustia?
¿Quién
te arrebujó en el terror?
¿Quién
llevó el dolor a tus pensamientos?
Una
voz te dijo algo sobre vivir
y
convirtió tus sueños en estupor.
Quedaste
sola, en el vacío;
Sin
mal, sin orden, sin belleza,
¿Dónde
te encuentras?
La
angustia llega como la ola del mar
y
según la resaca, me arrastra;
sé
que alguien me ve
como
a través de un caleidoscopio,
de
diferentes formas y colores
revueltas,
sin sentido, pero ordenadas
No
sé si volverás. No sé ni dónde estás.
Las
cosas siguen sucediendo
pero
están temerosas
como
percibiendo que algo puede suceder
mirando
el tiempo con temor.
En
entrando en la casa, ya piensas en salir,
porque
piensas que escapando
la
realidad no vas a encontrar.
Te
caes sin mirar al fondo del miedo
sin
resolver el enigma creado
de
una noche con luz tenue
perdida
entre los precipicios
y
caes al fondo.
Y
te quedas con la duda de la edad vivida
y
del espacio encontrado en las almas
de
aquellos que se fueron antes.
Buscando
el océano y el mar quieto
de
ojos, corazones, astros y mares
que
buscaron tu voz quebrada
entre
el viento de la noche;
Y
el frío que enreda los huesos
de
la infancia perdida y encontrada,
de
la vejez de risas y lágrimas
con
la música siempre de fondo.
La
que llega a tus pies
la
que viene de tu cabeza
como
el agua a una fuente
como
el abismo al silencio que lo acoge.
Al
igual que aquello que se hunde
buscando
en el tiempo su mañana,
como
el mar rompe contra las rocas
y
las horas se mueren al pasar despacio.
Se
acaba aquello que no empezó
como
el mar que golpea sobre una puerta,
como
el perro que ladra al tiempo,
como
una estrella que se aleja al paso del tiempo,
como
el iceberg que nunca se desprende,
como
el corazón que busca en la noche;
igual
que el torrente agranda su mirada
pensando
que pronto se hará un amazonas.
Se
cierran los barrotes del destino
sobre
las flores del camino andado.
Las
llamas se evaden de la estatua
y
mis ansias quedan perdidas,
débiles,
en medio de la emboscada;
cuando
el siglo daba sus últimos vahídos
y
todos daban el último suspiro
¿Hacia
dónde caminas que no llegas?
Cándido
T. Lorite