17 Febrero
LAS TRES DE LA MADRUGADA
Las tres de la madrugada.
No se oye nada.
Todo el mundo duerme
con la cabeza sobre la almohada,
menos yo y mi amada.
Yo, que escribo,
y ella, despelotada y desvelada
por un dolor de muelas
y la rubeola de una teta hinchada.
Tres de la madrugada,
la hora soñada
para comunicarme
con las Musas y con las Hadas
que mi fantasía atrapa.
El silencio tampoco duerme
ni duermen las almas,
que de noche se escapan
de las mentes cerradas.
Apuleyo Soto
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